Ayer recordé este título de la novela de Carmen Amoraga, magnifica, para mí, en la que al final la protagonista se da cuenta que la vida era eso...lo que pasa mientras vivimos, y que en cualquier momento, desaparece sin darnos cuenta.
Ayer por la tarde mi madre sufrió un desvanecimiento, y dada su edad y su estado de salud, el susto fue muy grande, una UVI móvil con cuatro sanitarios volaron en poco más de cinco minutos para atenderla y poder recuperara. Lo consiguieron y nos fuimos las dos con ellos hacía el Clínico, lugar que voy a nombrar mi segunda residencia...
Una vez allí te das cuenta de lo efímero que es todo y de la poca importancia que tiene casi todo, allí estamos un persona acompañando al paciente y con miedo de que nos digan algo que no queremos aceptar ni oír...
Por si fuera poco, se produjo un momento de tensión porque vimos a los “famosos” trajes del Ébola y se puso en marcha el protocolo, pero allí estábamos todos, sin protección, algún enfermo llevaba mascarilla, por supuesto, yo llevaba la mía. Al final fue un susto, Malaria. Pero los nervios durante un rato y la intranquilidad y la inquietud fue grande.
Cuando mi madre se empezaba a recuperar, las dos solas, ella en una camilla y yo en una silla de ruedas porque todo estaba lleno, me dijo que no se había dado cuenta que se iba...que la vida es eso... Y recordé la novela y la frase.
La vida era eso, ni siquiera es, porque cuando acaba y ya no te das cuenta, es, era...mi madre tuvo la suerte de volver y darse cuenta.
Después de varias horas, volvimos en otra ambulancia a casa y ahora aquí esta, como una flor de invernadero, pero en casa, antes estaba sujeta por alfileres y ahora, los doctores dijeron que se le habían roto varios alfileres.
La vida es esto, vivirla mientras podamos, disfrutar de los buenos ratos, porque los malos llegan sin avisar, hacernos la vida más agradable unos a otros, dejar vivir y vivir, poco más.
Anoche, tuve miedo. Un miedo diferente al que siento cuando yo estoy mal, o mi hija, anoche, sentí el escalofrío de quedarme sin ella, mi madre, y recordé lo que sentí al irse mi padre y pensé que con mi madre sería, llegado el caso, más “fácil”, NO, anoche, me sentí más unida a ella que en muchos años, quizá solo he tenido un momento así de íntimo y fue cuando nació mi primer hijo y con él en brazos, mi madre me dijo: cuanto se quieren, verdad, hija mía? Entonces comprendí lo que ella me quería, aunque es una persona que no haya sabido exteriorizar mucho ese amor, lo siente.
Ahora la veo más débil, más dependiente, la siento un poco más alejada de la vida, pero mientras tengamos vida, vamos a vivirla!!!
Es lo que único seguro que tenemos, el momento, porque en un momento, casi pierdo a mi madre, hablando con ella...en casa, tranquila, en su sillón y viendo su programa de televisión.
Esta noche he velado su sueño igual que ella ha velado el mio muchas veces, la vida se da la vuelta y ahora nosotros, los hijos, somos los que cuidamos de ellos, nuestros padres, mi madre poco dada a sentimentalismos, anoche decía que pensaba en los ancianos que viven solos, que si ella hubiera estado sola, quizá no hubiera despertado. Yo la besé y le sonreí.
1 comentario:
tienes razón... la vida al final es eso... la suma de cada momento bueno y malo... pero deseando que lleguen mejores tiempos... gracias por tu escrito, me ha emocionado...
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