lunes, 7 de abril de 2014

LECTURAS MES DE MARZO







He aquí la hilarante epopeya de Rose, una cocinera que nunca le ha temido a nada y que ha sobrevivido a las barbaries del siglo XX (el genocidio armenio, los horrores del nazismo y los delirios del maoísmo) sin perder el humor, el deseo de sexo y el afán de venganza: los tres pilares de la felicidad en su particular credo.A los ciento cinco años aún regenta su famoso restaurante en Marsella, guarda una pistola en el bolso y no puede evitar los pensamientos eróticos cuando se cruza con algún tipo interesante. Esta singular cocinera, marcada por dos hombres y un siglo, se toma la justicia por su mano matando a sus enemigos suavemente. Rose pertenece ya a esa galería de grandes personajes literarios de los que no podemos separarnos.
 
Muy entretenida, sorprendentemente fácil de leer.






Una apasionante novela ambientada en un pequeño pueblo manchego en los tiempos convulsos de la Segunda República que conjuga amor, política y ambición.Doña Enriqueta, la pistolera, es una mujer fuerte que controla férreamente la vida en la comarca en la que vive.Provoca terror y admiración a partes iguales. Todo debe pasar por ella, nada se le escapa. No está dispuesta a que el destino juegue en su contra, especialmente en lo referente a su familia, su marido y sus dos hijas. Rocío, la más joven, se ha educado en los mejores colegios de Madrid, lejos de Las Mesas. Milagros, por culpa de un defecto de nacimiento, se ha criado en el pueblo, lejos de los selectos grupos con los que se codea su hermana. Doña Enriqueta decide dar forma al destino, jugar con las vidas de quienes le rodean y para ello contará con el joven y brillante político Enrique Cuartero, al que comprará como su futuro yerno.La alcoba escondida es una novela costumbrista en la que se suceden los problemas familiares, los celos entre hermanas, la rivalidad por el poder; pero también es el retrato de una época convulsa, donde se refleja fielmente la complejidad y fragilidad del clima político previo a un conflicto armado


Una novela ambientada en un tiempo convulso en nuestro País, con unos personajes y un desarrollo de la trama que no te permite dejar de leerla.





Una preciosa historia de amor en tiempos de guerra, en la línea de El paciente inglés, por el autor de El códice 632.
Primera Guerra Mundial. El capitán del ejército portugués Afonso Brandao está al frente de la compañía de Brigada de Minho; lleva casi dos meses luchando en las trincheras, por lo que decide tomarse un descanso y alojarse en un castillo de Armentières, donde conoce a una baronesa. Entre ellos surge una atracción irresistible que pronto se verá puesta a prueba por el inexorable transcurrir de la guerra

Sus más de quinientas páginas se me han hecho un poco lentas y pesadas, con demasiados “decorados”, pero no había leído nada de este autor y me llamó la atención, desde luego el periodo en el que se desarrolla esta muy bien ambientado y documentado.





En un remoto bosque de Finlandia se encuentra un sanatorio llamado Suvanto. Son los inicios del siglo XX y las pacientes buscan alivio de una serie de dolencias reales e imaginarias. En las plantas inferiores están las estoicas mujeres finlandesas; en las superiores, extranjeras acomodadas, que atiende la enfermera jefe Sunny Taylor, una norteamericana que ha huido de una vida desventurada para refugiarse tras una máscara de eficaz profesionalidad. Mientras del verano se pasa al otoño, y del otoño a un largo y oscuro invierno, las pacientes oyen rumores de cambios en Suvanto de mano del doctor Peter Weber, un obstetra norteamericano que está experimentando una nueva sutura quirúrgica. A las mujeres les inquieta ver peligrar su rutina cotidiana y la sensación de creciente turbación culminará en un espantoso desenlace.


Una novela axfisiante, triste, angustiosa, a mi es que no me gusta sufrir mucho leyendo, y esta novela te hacía sentir el frío de la soledad del sanatorio y del paraje que lo envolvía.








¿Quién es de verdad el enemigo? Finalizada la segunda guerra mundial, Hamburgo ha sido ocupada por los británicos. El coronel Lewis Morgan y su familia se instalan en una de las mansiones requisadas a los alemanes. La integridad y el deseo de confraternización del coronel hacen que llegue a un acuerdo con los ocupantes de la casa, la familia Luber, compuesta por un arquitecto viudo y su hija adolescente, para que ambas familias puedan convivir en armonía. Este es el punto de partida de El día que vendrá, donde no solo se divide una casa –los Morgan en el primer piso, los Lubert en el segundo- sino que los personajes han creado compartimentos estancos dentro de sí mismos para poner a raya sus traumas y sobrevivir. Cuando esa frontera se desmorone, los sentimientos largo tiempo contenidos no tardarán en resurgir. Villa Lubert es el microcosmos que refleja las fronteras, el recelo, la sospecha que se cernió sobre la Alemania ocupada por los aliados tras la segunda guerra mundial, pero también la redención y el perdón. Basándose en hecho que pertenecen a la historia de su propia familia, el autor logra crear una historia que cautiva, que mantiene al lector pegado a las páginas, sin que eso reste profundidad a los personajes o al trasfondo histórico y político de la novel


Esta novela me ha encantado, debo decir que el periodo de la Segunda Guerra Mundial que gusta mucho, pero es un tema que no lo había visto, hasta ahora en ninguna novela, muy recomendable, para mi gusto, sin querer que acabe la historia, y para mí, mejor, con otro final.






En un Madrid devastado, recién salido de la guerra civil, sobrevivir es un duro oficio cotidiano. Especialmente para Manolita, una joven de dieciocho años que, con su padre y su madrastra encarcelados, y su hermano Antonio escondido en un tablao flamenco, tiene que hacerse cargo de su hermana Isabel y de otros tres más pequeños. A Antonio se le ocurrirá una manera desesperada de prolongar la resistencia en los años más terribles de la represión: utilizar unas multicopistas que nadie sabe poner en marcha para la propaganda clandestina. Y querrá que sea su hermana Manolita, la señorita Conmigo No Contéis, quien visite a un preso que puede darles la clave de su funcionamiento. Manolita no sabe que ese muchacho tímido y sin aparente atractivo va a ser en realidad un hombre determinante en su vida, y querrá visitarlo de nuevo, después de varios periplos, en el destacamento penitenciario de El Valle de los Caídos. Pero antes tiene que saber quién es el delator que merodea por el barrio.
La tres bodas de Manolita es una emotiva historia coral sobre los años de pobreza y desolación en la inmediata posguerra, y un tapiz inolvidable de vidas y destinos, de personajes reales e imaginados. Una novela memorable sobre la red de solidaridad que tejen muchas personas, desde los artistas de un tablao flamenco hasta las mujeres que hacen cola en la cárcel para visitar a los presos, o los antiguos amigos de colegio de su hermano, para proteger a una joven con coraje



Esta novela, debería por sí sola tener una reseña, pero ya lo ha hecho nuestro amigo Juan Pedro Martín Escolar-Noriega, preciosa reseña que os recomiendo de su blog si no lo habéis leído, http://volveremosamacondo.blogspot.es/1395301067/las-tres-bodas-de-manolita/ a mí me ha resultado algo complicada de leer, tiene muchos personajes, como las novelas rusas, y yo estaba un poco lenta esas noches que la leí, pero sobre todo lo que me costaba y volvía a releer varias veces es lo que sienten esos personajes tan magistralmente plasmados por la autora, porque me recordaban a unos hombres que yo conocí, ya abuelos, que me contaban lo que habían pasado “esos años” y como la juventud y en muchos casos la niñez les había sido robada, y las esperanzas de que algo cambiara y pudieran volver a vivir en un País con libertades y pensaba en los muchos que murieron sin verlo, y sobre todo pensaba en el abuelo Joaquín, con los ojos brillantes, llenos de emoción, en el primer mitin socialista en Zaragoza y diciendo que no pensó jamás que llegaría a ver ese momento, por todos ellos, por esa juventud que murió y por los que vivieron y envejecieron viendo que este País no recobraba las libertades perdidas, si no, que cada vez perdía más, por todas las mujeres y los hombres que se convirtieron de pronto en adultos por esa maldita Guerra Civil, y que yo sigo llamando Golpe de Estado a la República.

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