Día a día, llegaste a casa, con un mes, sin apenas caminar, solo dormías como un bebé, no podías subir las escaleras.
Deprisa creciste y te convertiste en mi querido compañero, íbamos juntos a todos los sitios...
Llevas unos días malos, después del gran susto de hace dos años. Por la mañana cuando me levanto, voy y te miro, a veces duermes y no me sientes llegar, otras me estas esperando, llevas días que hay que recoger pis y pas y es que no estas bueno...
Hoy cuando has venido a mi habitación me has mirado de una forma diferente, con tus ojos con cataratas te has echado enfrente de mí y no has apartado la vista de mi cara, de mis ojos, que querías decirme? Que estas malo, verdad?
Poco puedo hacer, excepto aliviarte el dolor y dolor no tienes.
Te he hablado y te he dicho, que si te acordabas de nuestros años juntos, de todo lo que has hecho por mí...seguías mirándome sin apartar tus ojos de los míos.
Te he recordado nuestros numerosos viajes al colegido de la niña, siempre el primero para subir al coche. Nuestras compras, siempre a mi lado, como me esperabas en el coche mientras iba a mis clases de gimnasia. Nuestros paseos, nuestras películas en el sofá, juntos, siempre juntos. Nuestros numerosos viajes, tantas vivencias, siempre conmigo.
Te he seguido hablando, recordándote
nuestros años juntos, la gente que te ha querido y ya no esta, otros
que han venido, las casas en las que hemos vivido...los lugares que
hemos recorrido, y tu seguías con tu fiel mirada clavada a la
mía...Nunca olvidaré este momento.
Como olvidar tu compañía en mis malos
días, siempre a mi lado, aún ahora que estas malo, cansado,
viejecico, cuando me acuesto y no es la hora de la siesta o la de
dormir,vienes y te pones en el suelo, a mi lado, dejas tu cojín y te
vienes conmigo, algo me pasa y tu lo notas...
Como poder pagarte todo lo que me has
dado y me sigues dando? Con nada podría hacerlo, jamás, por mucho
que haga por ti, nunca será suficiente.
Te digo que te quiero y sigues
mirándome con esos ojicos azules, como el cielo, que con los años
se han convertido en grises, más apagados. Pero que trasmiten el
mismo amor que siempre.
Ahora no me enfado contigo, como cuando
eras un cachorro, ahora se recoge lo que no puedes retener y no pasa
nada, pero no obstante, te pegas a mí y me pides una caricia como
pidiendo perdón porque has hecho algo que no esta bien, que tu no
quieres hacer.
Y a mí solo me queda acariciarte.
Hoy, creo que por primera vez te he llamado para que vinieras a mi
lado mientras nos mirábamos y teníamos esta conversación con una
voz y cuatro ojos, y no has venido, he entendido que te quedaban
pocas fuerzas y estabas cansado, me he levantado y he ido a tu lado.
Mi mano te ha recorrido y tus ojos se han alegrado.
Te quiero, te lo digo una y otra vez.
Y siempre te llevo conmigo, sé que cuando no estés nunca me
dejarás, como olvidar todo lo que me has dado y todo lo que has
hecho por mí? Nunca, jamás, Ibón, mi querido compañero.
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