jueves, 31 de marzo de 2011

MUJER

He leído hace unos días, en una revista, esta reflexión que hace una mujer, os la escribo, ya me diréis si estáis de acuerdo.

Tengo 48 años y dentro de poco seré cincuentañera.  Dicen algunos que, a cierta edad, nos hacemos invisibles, que nuestro protagonismo en la vida declina, y que nos volvemos inexistentes para un mundo en el que sólo cabe el ímpetu de la juventud.  Yo no sé si me habré vuelto invisible para el mundo, es muy probable, pero nunca como hoy fui tan consciente de mi existencia, nunca me sentí tan protagonista de mi vida, y nunca disfruté de cada momento como ahora.  Sé que no soy la princesa del cuento de hadas y no necesito que me venga  a salvar un príncipe azul en su caballo blanco, ni vivo en una torre, ni tengo a un dragón que me esté custodiando.  Hoy me reconozco mujer capaz de amar, sé que puedo dar sin pedir, que no tengo que hacer nada que no me haga sentir bien.  Por fin encontré al ser humano que sencillamente soy, con sus miserias y sus grandezas.  Descubrí que puedo permitirme el lujo de no ser perfecta, de estar llena de defectos, de tener debilidades, y de equivocarme, de no responder a las expectativas de los demás y hasta de hacer algunas cosas indebidas.  Y, a pesar de ello, sentirme bien.  Y, por si fuera poco, sentirme querida por muchas personas que me respetan por lo que soy.  Sin más, un poco loca, mandona y terca, también cariñosa, conversadora, besadora, abrazadora y, a veces, por algún motivo, triste.  Cuando me miro al espejo ya no busco a la que fui en el pasado.  Sonrío a la que soy hoy.  !Qué bien no sentir ese desasosiego permanente que produce correr tras los sueños!  Ya aprendí a tener paciencia.  El ser humano tarda mucho en madurar, ¿verdad?  Hoy sé que nadie es responsable de mi felicidad, !solo yo!, que la vida es bella...Porque la he visto partir ya muchas veces.  Hoy vivo la vida tal cual es, con sus desamores, con sus ratos de marea baja, con sus puestas de sol.
                                                                  
                                                                                  
                                                                              María Cruz Gay

miércoles, 30 de marzo de 2011

Las Guerras

El sábado día 25, en el Heraldo de Aragón, venia un comentario titulado "Odisea del Amanecer", el autor decía que en la única guerra en la que los combatientes supieron por lo que combatían fue la de Troya: luchaban por una mujer, la bella Helena.

Yo creo que en  ninguna guerra, ni siquiera en la de Troya, supieron por que luchaban, y menos porque morían. Seguro que se hubieran ido a casa, con los suyos y no  morir por el "calentón" de una pareja.

En la de Libia, aunque no la llamen guerra, lo estamos. Nunca he entendido y menos comprendido a  los políticos, con que criterio deciden entrar o no, en un conflicto bélico.
Nadie recuerda porque dejaron matarse y cometer atrocidades que aún no sabemos bien, en Ruanda, Uganda... eso en el Continente Africano.
Podríamos hablar de algo mucho más cercano en los Balcanes, cuando entraron, el genocidio estaba casi completado...
Que rasero hay en la política internacional?  Con Libia esta muy claro, primero lo ensalzan, le venden armas, lo reciben con honores...y ahora es cuando se dan cuenta de lo que ocurre con la población?

Debo dejar claro que mi opinión es no interferir nunca en un País que esta luchando, entre si, con armas, ni aunque tengan petróleo...
Se le debe apoyar con medios humanitarios, dándoles cobijo en otros lugares a la población, pero nunca entrar armados a luchar entre dos "bandos".

Tampoco estoy de acuerdo con la frase popular "si mandaran las mujeres no habría guerras". que tontería, tenemos varios ejemplos de que el género no va reñido con lo que hay que hacer, según el criterio del partido en el que militen. Con Margaret  Thatcher, en la Guerra de Las Malvinas y ahora, aunque por otros motivos, con  Angela Merkel, la cual  no respalda el uso de la fuerza.

Hace ya un tiempo leí, que cuando los aliados entraron en París, los españoles, que eran muchos, que vivian con miedo, con terror, con amenazas, muchos en las carceles de un Pais destruido, cuyo delito había sido vivir en un Estado democrático, elegido por la soberania de las urnas, tenian la esperanza y la única posibilidad de volver a vivir... pero no, se quedaron en la puerta... dejándo solos a los hombres y mujeres que lucharon por la libertad y la ley, ante unos energumenos que se saltaron la ley para imponer la suya a fuego, tiros, amenazas, chantaje, hambre, palizas, rencor, miedo y muerte, mucha muerte.

Dicen, que eran otros tiempos, otra época, no, ellos, todos los que dejaron a este Pais, los que tomaron la decisión de dejar a unas generaciones sin el derecho a vivir en libertad, no sé si alguna noche, pensarian en ellos, en todos los que pudieron salvar y no lo hicieron. 

martes, 29 de marzo de 2011

JAPON

Que días tan angustiosos, que están llevando todos los habitantes de Japón, que la naturaleza les ha golpeado directamente, con la destrucción, de vidas, familias, hogares, trabajo, comida, ahora incluso, agua.
Y que dignidad, es asombroso cuando salen las imagenes, como llevan su desgracia, que no es poca.  Incluso los niños, están callados, algo en sus ojos nos dicen lo que llevan padecido en sus cortas vidas, pero no llega a sus labios.
La mayor catástrofe desde la Segunda Guerra Mundial, demasiado para un pueblo.
Hoy las noticias son más pesimistas por el escape de plutonio...
Primero un terremoto, luego un sunami, ahora la radioactividad.  De las dos primeras cosas, se recuperaran, pero del escape, pasarán  más de 25.000 años, y aún quedaran secuelas que afectaran a todos los seres vivos.  Terrible
Aquí lo vemos un poco lejos, recuerdo cuando la central nuclear de Chernobil, ahí lo teníamos en las puertas, pero no debemos de olvidarnos de que el Planeta es de todos y para todos, sobre todo para los que vendrán, por lo que estamos obligados a darles un sitio mejor para seguir con la vida.