sábado, 13 de diciembre de 2014

LA NAVIDAD




Cuando llegan estas fechas, hay en mí una especie de desasosiego. No me gustan estas fiestas, no me gustan desde que he crecido, no me gustan desde que sé que los reyes magos no existen, no me gustan desde que sé que las familias no son tal, no me gustan desde que papá se fue...él que tanto le gustaban las fiestas.

Hay una excepción, cuando mis hijos han sido pequeños, entonces he sucumbido a todo, paseos, luces, árboles, belén, carta a su majestades, fotos... todo. Pero ya no es así, crecen y la “magia” se va con la edad.

No obstante todos los años adorno la casa con pequeños detalles, ángeles y estrellas, los primeros están siempre presentes, y un nacimiento comprado hace muuuchos años en un viaje a Venecia, luego pequeños regalos, cositas que encuentras como por casualidad, llegan a tus manos y te las llevas. Nada de gran valor pero soy una sentimental y tienen ese valor para mí.

De todas esas cosas, tengo un pequeño árbol de papel maché que desde que era pequeña veía en una joyería de mi barrio, me gustaba, me atraía...y hace unos años, la tienda cerraba y entré, compré algunas cosas y ya me iba cuando me volví y pregunté pensando que la señora iba a pensar que no estaba bien de la cabeza, por el árbol que siempre adornaba el escaparate...La señora, para sorpresa mía me dijo que sí, que lo tenía dentro, que no tenía ningún valor, que si lo quería me lo daba...le dije que para mí tenía el recuerdo de muchas navidades pegada al escaparate, pero que me pusiera un precio, nada, me lo llevé a casa, le dí las gracias muy agradecida y aquí esta!!! cuando lo miro vuelvo a ser esa niña con coletas que miraba la magia de sus estrellas.

Hoy cuando he comentado esta historia, me han dicho que parece un gran pastel de merengue, no me había dado cuenta, pero es verdad!!! y curiosamente me encanta el merengue como a mi padre, el cual me lo compraba a escondidas de mi madre porque me quitaba la gana de comer. El mejor regalo de dulce para él era un merengue, siempre que como alguno, cada vez, menos, siempre me acuerdo de ti, querido papá.

Este año por muchos motivos, me negaba a adornar la casa...Mi madre me dijo que comprara una flor de Pascua para poner “color” y es lo único que había, pero hablando con Lola, mi amiga-cuñada, en ese orden, porque el primero nunca dejará de serlo y el segundo, no se sabe, me decía que hay que adornar la casa, que lo que nos produce alegría no hay que renunciar, me ha mandado un montón de fotos de su casa y me he decidido, ya esta todo puesto, y mañana por la mañana recorreré alguna tienda para descubrir alguna “sorpresa”.

Le he dado las gracias porque mi madre se ha alegrado, mi hija cuando ha venido también, y yo mientras he desenvuelto las cosicas estaba feliz, y ahora cuando las miro, me alegro de haberlo hecho.

Siempre pienso cuando guardo los adornos, sí podré ponerlos en Diciembre, por eso mismo, porque he podido este año, los he puesto.