lunes, 29 de octubre de 2012

LAS MODAS





Este mes he comprado todas las revistas “femeninas” mensuales, que además venían con un especial de moda Otoño, ya sabéis, esa ropa que ves en las fotografiás y que luego no ves en las calles...

Analizando las fotografias los comentarios, todo, he llegado a la conclusión que tampoco hay que ser muy lumbreras para llegar a ella, de que las mujeres, al menos la mujeres que se dejan llevar por las modas, que tienen varias tiranías, una, la del peso...y otra la de los zapatos...

Por mi enfermedad, no he podido llevar nunca zapatos de tacón, y no he tenido complejo cuando era adolescente, esa edad difícil, no sé si porque soy más alta de lo normal para mi generación o porque me dolían tanto los pies, que pensar en tacones me ponía peor...

Pero si que me he fijado que en todos los artículos salen mujeres con tacones, como sinónimo de elegancia...no tiene porque. Y si no pasamos a las manoletinas, zapatos planos, que tan malos son también para la espalda.

Después de años de “lucha” por los kilos de menos en todo lo relacionado con la ropa, deberían de tratar el tema de los zapatos. Hay muchas jóvenes con problemas de salud, que no pueden ni podrán jamás usar tacones ni ciertos tipos de zapatos y puede que algunas de ellas se sientan tan diferentes que incluso, según como se lo tomen necesiten ayuda médica, para no sentirse tan diferentes al resto de amigas, adolescentes, compañeras, todas las que ven por las calles con esos tacones infernales que antes han visto en las resistas y que seguramente los ha creado alguna cabeza, mal pensante, y digo mal, porque no ha pensado en la salud ya no mental si no física de las mujeres que tienen que sufrir los tacones y plataformas para “ser elegantes”.

Paseo mucho por la Ciudad, y me siento mucho en la calle, y observo, veo chicas jóvenes con carritos de bebé, subidas a unos tacones infinitos. A mujeres con la bolsa de la compra, con tacones, a chicas jovencitas andando muy mal.

Yo tengo una relación muy especial con mis pies, los tengo enfermos, y me duelen hasta en la cama, por eso me fijo tanto en los pies de las demás mujeres. Y me sabe muy mal, que no piensen en ese gran número de mujeres que bien por su trabajo, no me imagino a mujeres en ciertos trabajos con 12 centímetros de tacón...eso solo vale para la foto...ni que nos digan que no podemos ser elegantes si no llevamos unos (no quiero decir nombres, pero me salen varios...) No, no y no.

Estamos un montón de mujeres que llevamos zapatos ortopédicos, feos, porque no sé porque no pueden hacer algún modelo más bonito...que son carísimos, pero que los necesitamos para poder andar lo mejor posible. Yo me siento elegante y bella con mis zapatos horrorosos, no tienen que decirme un montón de diseñadores, blogueras y todas las revistas y presentadoras de televisión, subidas a sus inmensos tacones que no soy una mujer atractiva. El atractivo es otra cosa, yo lo tengo muy claro, pero soy mayor, no soy una jovencita y pienso en ellas, en el daño que les puede hacer esa publicidad malsana.

Otra cosa, cuando encuentro un zapato que no me duele, cosa rarísima, los compro en otros colores de tan mal que me va probarme y estrenar zapatos. Pensemos en una población que no puede andar en esos bellos zapatos. Pero que no nos digan que por no usarlos no somos bellas...

A mi personalmente lo que más me costo fue en verano enseñar los pies...me habían repetido tantas veces que los tenía feos, que me lo había creído y siempre llevaba zapato cerrado, hasta que un día gracias a las conversaciones con mi medico y gracias a que ya había pasado la etapa de negación de mi enfermedad, hice una cosa que para nadie que haya pasado por lo mismo no tendrá ninguna importancia pero para mi la tuvo, la tiene y mucho, llego el verano y me compré unas sandalias en las que enseñaba mis pies, deformados por la enfermedad, no feos. Cada vez que me las pongo es como que me reafirmo.

Lo mismo que cuando camino sobre mis zapatos, que tienen que ser buenos para caminar y con una suela que no nos ocasione problemas de salud, no ya para los que los tenemos si no para las mujeres que no los tienen y que probablemente un día enfermaran por llevar los tacones que “manda la moda”.