viernes, 26 de julio de 2019

FACEBOOK




Hace unos días decidí dejar mi actividad en Facebook, no cerrar la cuenta pero no publicar nada privado, ni opiniones ni fotografías.


Estoy muy desencantada. 

Después de diez años en esa red que me atrajo desde el principio, las decepciones ganan a cinco, máximo seis personas que han llegado a mi vida, creo que para no irse, lástima que están lejos...


Hace un par de años que alguien me denunció por una de mis publicaciones y he estado dos años inmersa en un juicio, juicio que hace diez días he ganado!!!

Pero lo que me ha hecho sufrir, las noches sin dormir, mi ansiedad, los miedos, mis publicaciones puestas en un juzgado, eso, ni siquiera el ganar el juicio, me puede pagar lo que he penado, nunca olvidaré los malos días, años, que gente mal intencionada, envidiosa, mala,  la encuentras... y yo que soy una persona generosa, amable, cuidadosa con las creencias de cualquier manera de los demás, he sido nunca mejor dicho juzgada y afortunadamente eximida de los cargos que me culpaban.


Unido a la gran decepción que sufrí al ser insultada en mi muro por personas con las que mantenía una relación diaria de años, fue la gota que colmó el vaso de mi experiencia en Facebook.


Mi vista cada vez más limitada no ayuda a leer, mi tiempo, no es un problema porque tan apenas piso la calle y las horas del día y parte de la noche dan para mucho, pero estoy “escocida” “escarmentada” y muy desilusionada.


Sé que puedo perderme conocer a alguna persona, pero también se van a perder conocerme a mí...


Después de diez días sin publicar nada más que artículos compartidos, música y poco más, me he dado cuenta, esto es un experimento, que no importo a casi nadie, que son comentarios vacíos y que las personas no leen más de una línea...


Tres, cuatro personas, están todos los días detrás mis publicaciones, gracias, de corazón, gracias.


Las demás...nos iremos diluyendo en días...


Estoy en IG y sigo con mi Tintero, cuando puedo, cuando puedo escribir.


Decepción y toda la razón a las personas que me decían que me daba mucho... soy así y ni puedo ni quiero ser de otra manera.



Gracias a las personas que todos los días me enseñáis y a los que estamos en esta red para decir algo más que buenos días o guapa.


martes, 23 de julio de 2019

MUDANZA - HACE YA DOS AÑOS...








La mudanza me ha hecho sacar todo lo que tengo y lo que guardé con gran dolor cuando mis padres se fueron.

Ahora estoy haciendo un alto y he abierto las cajas donde guarde las fotografías.

Prácticamente las he mirado todas, hoy las lágrimas no me han impedido ver las caras sonrientes.

He hecho un recorrido por mi familia, mis abuelos, las tías y tíos, mi madre y mi padre desde niños hasta su boda. Su viaje de novios. Otras bodas, bautizos, comuniones, eran una gran familia que celebraban todo juntos.

Miro muchas caras y no las reconozco. Serán amigos o primos de mis padres. Quisiera poder preguntarles.

Veo fotografías en las que ya no viven ninguno de los que posan, muchos partieron jóvenes, guapos con una sonrisa congelada para siempre.

Las fotografías son instantes de vida.

Me recreo en las que están mis hijos de niños, con sus abuelos, los seis, están felices como nunca y me veo a mi mirando esa felicidad y no creyendo que pasaría...

Pero la vida es pasar...y poder vivirlo para contarlo a los que llegan y llegaran.








 Ultima fotografía, la última noche en casa, verano, calor, ventanas abiertas. Siempre la fascinación de ver y mirar a través de las ventanas...









viernes, 5 de julio de 2019

RECUERDOS...MIEDO.


Una sala de hospital. Niños con sus madres.
Lloran, algunos gritan en la lejanía.
Sale y entra una monja con los niños.
Tengo cinco años y mucho miedo, no lo digo. Mi madre me da la mano.
Me llama la monja, suelto la mano de mi madre y se la doy a ella.
Entramos en un pasillo largo y oigo tintinear las cuentas del rosario que lleva colgado junto a su delantal blanco.
Me sientan en un sillón con una banqueta.
Me ponen un aparato metálico y frío en mi boca, con sabor a alcohol.
Se acerca el médico con una luz en la frente.
No veo.
Tengo miedo.
Noto un inmenso dolor y un corte...y el sabor de la sangre que casi no puedo tragar.
Me ponen gasas en la boca.
Todo muy rápido. No lloro pero tengo mucho dolor y miedo.
La monja vuelve a darme la mano.
El mismo pasillo.
El mismo ruido del rosario.
Miedo.
Y en la sala mi madre me espera.
Me suelta la mano la monja y me la coge mi madre.
Ha sido muy valiente le dice la monja.
No lloro. Tengo cinco años y la mano de mi madre me quita el miedo.
Me han quitado las anginas que tanto daño me han hecho en mis cinco años de vida.
Todo esta fresco en mi memoria.
Tengo miedo y tengo sesenta años.