miércoles, 4 de septiembre de 2013

EL VERANO HA PASADO



Acabo de oír el tiempo y dicen que mañana se acaba el verano, como tal,luego siempre tendremos días de esos que vienen como un regalo.

Ha sido un verano atípico, en junio hizo frió, en julio un calor agobiante y en Agosto, un calor soportable, con mañanas y noches frescas. Al menos donde yo vivo
Ha sido un verano de ciudad, no hemos salido de ella, salvo un día a Albarracín, ir y venir, nada.

Soy una mujer sin pueblo, nacida en la ciudad y de generaciones de ambas partes de la familia, de la ciudad, ya os dije un día en otra entrada que cuando era pequeña, mis compañeras de clase siempre hablaban de sus pueblos, de sus veranos allí y les sorprendía que yo no tuviera pueblo.

Luego durante muchos años he vivido en pueblos, durante más de treinta años, y ahora vivo otra vez en la ciudad que me vio nacer. Me gustan los veranos aquí, cuando la gente marcha, cuando puedes caminar por la ciudad prácticamente como si fuera tuya, me fijo en las ventanas de enfrente, no hay luz, no están, han salido... el piso esta tranquilo, el ascensor esta casi siempre disponible, tiene sus ventajas vivir en verano en la ciudad. Al menos yo distingo perfectamente ese tiempo en el que me siento mucho más “sola” que normalmente.

Hay una plaza cerca de casa en la que prácticamente no puedes sentarte, en cambio estos días pasado era nuestra, casi solitarios los bancos, nos llamaban para que los ocupáramos.

Ha sido un verano muy difícil para mi, por una caída, y me he podido mover muy poco, pero un día fuimos al cine y a un lugar del casco antiguo que nos gusta por sus quesos, lo mismo, casi para nosotros solos, un privilegio.

Hoy después de muchos días sin caminar tanto, he vuelto al paseo y las hojas de los arboles, ya andaban por el suelo, empiezan a desnudarse, para acabar desnudos y resistir el invierno, para brotar nuevamente en primavera, el ciclo de la Vida.

La ciudad poco a poco empieza a llenarse, veo como las ventanas van abriéndose, las luces vuelven a acompañar la noche, los coches ocupan las calles, las plazas vuelven poco a poco a llenarse de niños que no han empezado las clases y de abuelos que han vuelto de sus pueblos, y salen a charrar por las mañanas y las tardes.

Pero aún hay un ritmo cadencioso en el ambiente, desgraciadamente, cada vez ves más gente joven, en la calle, sin trabajo, y las clases no han empezado, así que la gente sigue relajada en sus horarios, cuando volvemos del paseo con Ibón, ya de noche, las terrazas están con gente y los bancos ocupados, es como si nos resistiéramos a volver a casa, como si aprovecháramos estos días, los últimos del verano para seguir en la calle, quizá pensando en el invierno, en lo largo que es...

El otoño suele ser estupendo en esta mi ciudad, llega Octubre y no hace frío, este año, con lo “raro” que anda el tiempo no sé como discurrirá, pero no obstante los días se acortan y las noches se alargan y eso hace que los ritmos de las salidas cambien, iremos viendo día a día lo que la Vida nos depare y seguiremos aprovechando al máximo la sensación de salir a la calle, de caminar y de sentir el viento en el rostro, las caras de las personas con las que me cruzo, los perritos con los que nos paramos, las pequeñas conversaciones con sus dueños, y como poco a poco el verano llega a su fin.

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