domingo, 17 de agosto de 2014

QUERIDO PAPA:


 Hoy hace tres años que te fuiste...me parece mentira, tantos días sin tus abrazos, sin tu voz, sin tu compañía, sin tu amor incondicional. Hace tres años que no te llamo, que no te abrazo, que no te beso, que no siento tu calor, que no hablamos, bueno yo si te hablo, pero no me contestas...Te quiero tanto. Sé que soy afortunada porque te he tenido cincuenta y dos años de mi vida.

 Pero nunca es suficiente teniendo un padre como eres tu, lo digo en presente, porque siempre estas a mi lado, sin ir más lejos, el pasado día quince, preparé la comida que tanto nos gustaba a los dos, y volví a poner un plato y un cubierto más a la mesa...Todos los días desde que te has ido pienso en ti, cierto es que me duele menos, que me quedo con lo mejor, que trato de olvidar los últimos tiempos en los que tus recuerdos nos habían borrado, pero estas a mi lado, nadie me ha abrazado como tu, llegar a casa y abrir la puerta y estar tu sonriendo y con los brazos abiertos, llegaba al hogar, nunca más he vuelto a percibir esa sensación. Eso es lo que yo quiero darles a mis hijos, esa sensación de hogar, de amor, de calidez, y que nunca me olviden como yo no te olvido a ti. en tu caso, nadie te olvida, todos hablamos de ti. A veces hablando con mamá le digo que en estos tres años te has evitado muchos sufrimientos...la misma enfermedad cruel que tu tenias, la padece tu querida hermana, tu primo, tu compañero de juventud, se ha ido, tu hermano mayor, esta muy solo y enfermando día a día, mamá esta delicada, mucho más que cuando te fuiste, tu nieta, sigue luchando contra esa enfermedad que no tiene nombre, pero es una gran luchadora y sale adelante, tu nieto sigue sin trabajo, pero este curso pasado durante un mes, hizo su sueño realidad, se convirtió en profesor de unos chicos de Instituto, y le gustó, ahora espera que este año aunque sea de interino tenga plaza y pueda seguir haciendo realidad su vocación. Han llegado personas nuevas a nuestras vidas, algunas nos marcaran para siempre, han llegado a nuestros corazones, tu no las conocerás, pero ellas a ti si, porque les hablamos de ti. Tu guitarra tanto tiempo sin sonar, ha vuelto a la vida a través de las manos del amor de tu nieto y él mismo empieza a tocarla, vuelven a sonar rancheras en mi voz, esas rancheras que tu me enseñaste. Ahora hay unos tiempos oscuros, sé que si tu estuvieras, no habría tal oscuridad. Pero también sé que pasará y que donde estés, estarás feliz por todos. Vuelvo a caminar y pasear, algo que me gusta tanto como a ti. Tu casa me acoge, tu llavero me acompaña y lo toco de vez en cuando y sé que lo has llevado entre tus grandes y fuertes manos. La vida sigue, eso lo aprendí cuando te fuiste, que ha pesar del dolor, todo seguía...recuerdo que a las siete menos veinte me desperté muy sobresaltada...y un cuarto de hora después me llamaron del hospital. Entre en la habitación y pensé que dormías, no quería o podía comprender lo que había pasado. Siempre he querido creer que en ese último momento pensaste en mí, por eso me desperté. Te quiero papá, te quiero tanto que me duele. Seguiré viviendo con tu ausencia, quiero que sepas que intento cada día ser mejor persona, como tu me enseñaste, procuro no hacer daño a nadie y cada vez estoy más sola, no te tengo, no puedo cogerte del brazo y hablarte bajito, despacio y tu con esa voz calmada, me comprendías y me decías que todo se arreglaría, que era cuestión de tiempo. 
 
Hoy no es un buen día, no he dormido, he soñado contigo, sueño pocas veces, pero siempre estamos en nuestra casa, la anterior a esta, en la que crecí, y tu estás feliz, ríes y yo también, mi mundo estaba protegido y cuando despierto me encuentro con la realidad. Ahora soy yo la que tengo que apoyar y dar fuerzas y sacarlas de donde no tengo, pero las saco y sé que estarías orgulloso de mí, como siempre lo has estado.

Te quiero papá
 
 
 
 
 
 
 
 
 


No hay comentarios: