domingo, 2 de noviembre de 2014

LAS MANOS




Desde que he llegado a Zaragoza, bien sabéis de mis pequeños paseos, y de mis grandes ratos sentada en los bancos de las plazas y paseos que rodean el piso, sin alejarme mucho.

Hay una actitud de las parejas que me llama mucho la atención y es si van de la mano o no.

Es raro la pareja que ves de la mano, cuando la veo, siento que tienen una comunicación especial, no importa los años, si son muy jóvenes, no me vale la referencia...Sobre todo me fijo conforme los años se suman.

Hay especialmente una pareja mayor, ambos con achaques, él va en silla de ruedas y ella lo empuja, van muy arreglados y hacen todos los días que coincido con ellos un ritual que me tiene embobada y me hace creer en el amor.

Cuando llegan al banco, muchas veces el señor se levanta con dificultad de la silla y se sientan juntos en el banco, alejando un poco la silla de ruedas, pero ellos inmediatamente, juntan sus manos.

El otro día aún fue más especial, ella acerco la silla al banco ya que el señor no se levantó y la puso enfrente de ella, se cogieron las manos y se empezaron a mirar a los ojos, como si el mundo no existiera, solo ellos, no se fijaban en nada ni en nadie, solo ellos, hablaban, sonreían, incluso se acariciaban la cara con una extrema suavidad.

Casi me parece un sacrilegio observarlos en su mundo, lo hago con disimulo, con las gafas de sol, pero no importa, no reparan en nada, solo existen ellos.

Pensar que no sé los años que llevaran juntos, pero desde luego se aman y no están cansados el uno del otro. Cuando una pareja habla y se toman de la mano, se ama.

Volví a casa triste y alegre, con una extraña sensación de felicidad y de tristeza, no sé explicarlo.
Pero me alegro infinitamente por ellos y no puedo imaginar lo que puede llegar a sentir uno de los dos cuando el otro falte...

Las manos, esas manos que trasmiten tanto, esas manos que necesitan los niños para crecer con felicidad y amor, los enfermos para sentirse comprendidos, los ancianos para sentir que los seguimos queriendo, esas manos que TODOS necesitamos. Y que no todos están dispuestos a dar...

Una mano amiga, una mano de tu pareja, una mano...dicen tanto sin hablar, el lenguaje de las manos... es maravilloso

Luego en una conversación telefónica, comenté esta pequeña historia que había vivido el viernes por la mañana y esa persona me contó una historia que vivió y que también tiene un gran valor para seguir creyendo en el AMOR con mayúsculas.

Estando en verano en la playa, observó que se acercaba una pareja, de unos cuarenta años, ella en silla de ruedas y un niño de unos diez o doce años.

Cuando llegaron a la zona de las hamacas, él hombre le paso el brazo por el cuello de ella y la levantó con extremada delicadeza para depositarla como el bien más preciado, en la hamaca, cuando ya estaba instalada, con su mano, le levantó la barbilla y la besó con suavidad.

Esta persona sintió lo mismo que yo al observar a la pareja de ancianos.

Hay gente que tiene suerte con sus parejas y que ni la edad ni la enfermedad acaba con su amor, quizá porque es amor de verdad, y los problemas no alejan al otro, sino lo acercan más.




TUS MANOS
 
Cuando tus manos salen,
y amor, hacia las mías,
qué me traen volando?
Por qué se detuvieron en mi boca,
de pronto,
por qué las reconozco
como si entonces antes,
las hubiera tocado,
como si antes de ser
hubieran recorrido
mi frente, mi cintura?
 
Su suavidad venía
volando sobre el tiempo,
sobre el mar, sobre el humo,
sobre la primavera,
y cuando tú pusiste
tus manos en mi pecho,
reconocí esas alas
de paloma dorada,
reconocí esa greda
y ese color de trigo.
 
Los años de mi vida
yo caminé buscándolas.
Subí las escaleras,
crucé los arrecifes,
me llevaron los trenes,
las aguas me trajeron,
y en la piel de las uvas
me pareció tocarte.
La madera de pronto
me trajo tu contacto,
la almendra me anunciaba
tu suavidad secreta,
hasta que se cerraron
tus manos en mi pecho
y allí como dos alas
terminaron su viaje.

Pablo Neruda



1 comentario:

minino dijo...

preciosa entrada y fantástica poesía... como siempre, un placer leerte...