viernes, 5 de octubre de 2018

DESPEDIDAS...



Hoy me he encontrado con mi pasado, una gran parte, casi treinta años de mi vida.

El entierro de una tia del padre de mis hijos, a la cual queria mucho, al igual que a su hija y sus nietos, y ellos nunca han dejado de tratarne y quererme a pesar del divorcio. Me acompañaron en los entierros de mis padres y hoy yo lo he hecho con la querida Pilarín.

He vuelto al pueblo e iba conduciendo mi hijo, los dos solos y le he dicho al entrar: durante muchos años me sentí parte de este lugar y volvía a una casa donde estaba la familia que me encontré y que tanto me quiso y yo a ellos.

Ahora solo queda la abuela, mi suegra, llegar, pasar por ese pasillo y venirme todos los recuerdos agolpados, los que ya partieron estaban allí y se que estaban contentos de verme regresar a esa casa tan querida, abrazar a la abuela, sus besos, nuestra alegría.
El amor que nos profesamos, era como si no hubiera pasado el tiempo. Nuestras manos unidas.

Hablar de nuestra querida nena, Violeta.

Ver las fotos nuestras, de mis hijos, abuelos, tíos, mis padres, bautizos, comuniones, cumples, fiestas familiares. Las miraba y no podía creer que las haya mantenido como si la vida se hubiera detenido.

Mis hijos, bebes, todos tan jóvenes...alegres. Una familia que sigue siendo en las fotografías pero que ya partieron todos menos ella, los niños son adultos y nosotros, mayores. Y mi hijo ha llevado una fotografía en papel...de su hija para seguir la cadena de la vida...

Luego la emoción del entierro, el llanto de los que nunca quisierámos que se fueran nuestros mayores.

Y al final, del brazo de la abuela un recorrido por los que nos han precedido en el viaje...tatarabuelos, bisabuelos, abuelos, tíos de ambas familias, unidas en el padre de mis hijos.

Le he susurrado a mi hijo: hubo un tiempo que yo creí que aquí descansaría toda la eternidad.

Formando parte de un lugar...


Noche triste y meláncolica.

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