domingo, 18 de septiembre de 2011

MI TRABAJO


Ciertas clases de personas confunden un trabajo con otro. En mi caso mi trabajo es servir bebidas y poner en un plato algún tipo de alimento, nada más.

Luego entra tu forma de ser. La mia es amable y agradable por naturaleza, todo lo que hago lo hago siempre de la forma más correcta posible.

Tampoco forma parte de mi trabajo, el ser guía de la Localidad, a veces, quizá demasiadas, porque aquí hay una Oficina de Turismo...pero si me preguntan y lo sé, doy explicaciones de historias, leyendas, sitios de interés... incluso doy mapas, si tengo.

Tampoco forma parte de mi trabajo ser simpática, graciosa, generosa, amable...pero como mi trabajo me gusta, me sale el hacerlo de forma natural en el desarrollo de mi jornada.

Con la inmensa mayoría de gente con la que trato a lo largo de los días, no hay ningún problema, es un placer, la gente viene de vacaciones, está relajada, no tiene prisa y le gusta charlar y relajarse un rato mientras bebe, come, escucha buena música, en un sitio agradable y nada más.

Algunas otras personas, empiezan ellos la conversación, tienen que ser ellos, y no yo quién lo haga y a veces sucede que se produce el efecto maravilloso de que son unas personas muy majas que aunque las acabo de conocer tenemos muchas más cosas en común de lo que creíamos.

Unas veces es la música, otra los viajes, a veces el cine, los libros, incluso aunque sean mucho más jóvenes que yo, no importa, conectamos. Yo soy una persona curiosa me gusta saber de otros lugares, costumbres, he intercambiamos opiniones de la vida.

Cuando se van, a mi me queda la agradable sensación de que no ha sido trabajo, si no un buen rato con una muy buena gente. Me gusta mucho observar y se aprende mucho detrás de un mostrador.

Hay gente que ahora con las nuevas tecnologías, no les pierdes la pista, lo cual me gusta mucho, pensar que también me siguen porque tenemos cosas interesantes que intercambiar.

Otras veces, las menos debido a la distancia, vuelven y el reencuentro es gratificante, siempre me dicen que tienen la sensación de regresar a un sitio donde se han sentido muy bien acogidos. También sucede que envían a amigos que vienen porque les han hablado del lugar, para que lo conozcan, y me dicen que les han hablado muy bien. Para mí es un orgullo. Me siento muy satisfecha, no tiene nada que ver con el dinero, que puedan dejarme, si no con la sensación de ser una muy buena anfitriona que les brinda un rato tan bueno como ellos me lo hacen pasar a mí.

Me gusta mi trabajo, lo cual es una gran suerte. También es una gran pena, pensar que también tengo que renunciar a él, pero este tema lo trataré en otro momento.

Pero lo que no es mi trabajo es ser el entretenimiento de otro tipo de personas, afortunadamente muy minoritario.

No soy su entretenimiento ni visual no de otro tipo. No soy tu confesor, ni tu psiquiatra, por lo tanto no quiero ni tengo porque oír tus intimidades. No soy una persona a la que puedes usar y luego tirar. No soy la persona que puedes tratar mal, descortesmente. No soy la persona que tiene que reír tus malas gracias, ni aguantar tus malos momentos, ni tampoco tu mala educación.

La consumición que vas a tomar y pagar, te da derecho a eso, a la consumición. Y no todas las que quieras, aquí, en mi trabajo, puedo negarte, como ya he hecho, más bebida, porque me parece que no debes de beber más, al menos en mi casa. Aguantar tus malos tragos tampoco forma parte de mi trabajo.


Todo lo demás. Conversaciones, risas, es producto de una empatía, que afortunadamente no tengo con la clase personas que representan lo que he escrito unas lineas más arriba.

Y además es curioso, este tipo de comportamiento es adoptado por las personas de aquí, las que se creen, no sé el porque, con más derecho a ser y a estar.

En mi trabajo cabe todo el mundo pero con reservas, hay gente que no entra, y hay gente que sabe que no puede entrar, también hay gente que ha entrado y que se le ha “invitado” a salir. En un sitio pequeño, es lo que menos me gusta, nos conocemos todos y donde se creen que hay confianza, da asco.
Pero la confianza, la doy yo, no la puedes ni debes tomar tu. Esto es algo que no entiende un minúsculo grupo de gente que es o vive aquí.

Estos días, para mí, no son fáciles, ni mucho menos para estar con buena cara, trabajando cara al público, pero salvando las distancias, mi trabajo es como un espectáculo...y debe de continuar.
Nadie de fuera ha tenido ni una sola queja de mi profesionalidad, mi trato ha sido exquisito, como siempre. Cuando no he podido seguir, que han sido muchos días, he cerrado. La verdad es que ha sido un verano nada fácil, mi salud se ha resentido mucho, pero he trabajado siempre y hasta donde he podido.

A los pocos días del fallecimiento de mi padre, gente de este precioso lugar, gente que no ha tenido la cortesía de decirme ni una simple palabra de ello, gente que no viene más que una vez muy de vez en cuando, afortunadamente, pero que pretende que tu dejes de hacer lo que estés haciendo e incluso dejes de atender a tus otros clientes para dedicarte a ellos, para hacerles “la ola”, y no servirles si no ser servil, ha comentado que yo he tenido un trato “seco” con ellos.

No es verdad. Si vosotros fuerais como son las personas de bien, me hubierais preguntado si me ha pasado algo, suponiendo que no lo sepáis, y yo os hubiera dicho que la pena y el dolor se refleja en la cara, aunque te maquilles.
Vosotros no me conocéis, yo no puedo ser “seca” en el trato, porque no lo soy. Lo que pasa que confundís, tristeza con jolgorio, porque os creéis que la cerveza os da derecho a mis risas y eso no sucederá nunca. Mi educación es una cosa, por eso siempre os atiendo de forma correcta, pero mi simpatía, mis comentarios, mi conversación son para quién yo quiero y desde luego no sois vosotros.

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