martes, 4 de octubre de 2011

EL MALTRATO



No voy a entrar en la polémica de decir que tipo de maltrato es el peor...La verdad es que el final de un maltrato es el que acaba con la persona que lo sufre, en algunos caso, matándola y en otros, acabando con ella psicológicamente, este maltrato es en el que me voy a centrar, sin quitarle nada al otro, simplemente es el que hoy voy a escribir.

Cuando una mujer se encuentra con un maltratador psicológico, ahora con todo lo que se habla y se conoce del tema, puede detectarlo a tiempo y no darle la oportunidad de que la destruya, pero hace unos años, no tantos, este tema era tabú, nadie hablaba de él, ni tan siquiera se hablaba de cuando pegaban los maridos, en voz baja, alguna vecina comentaba, otra vez ha habido bronca, o ha venido borracho, o incluso, algo habrá hecho ella...con todo esto, somos una generación que hemos tenido que aprender sintiéndolo en nuestra piel.

La primera vez que leí del tema, comprendí, que lo que me estaban haciendo no era que tenia mal genio, era que estaba anulandome como persona y como mujer.

Nunca me han dado una bofetada, pero sé cuanto duele una palabra, un gesto, un insulto, una risa...sé que la finalidad es destruirte hasta hacer de ti, solo lo que él quiere.
Siempre mirando sus ojos, para ver en ellos, aprobación? Entonces tú respirabas tranquila, e incluso eras feliz, porque habías hecho las cosas como él quería..igual que un perrito que mira a su amo...

Tampoco puedes decírselo a nadie, a las amigas, las pocas que tienes, porque él se ha encargado de ir quitandolas de tu circulo, te da vergüenza decírselo, te sientes culpable, tendrás tu la culpa? Habrás hecho algo malo? Te lo mereces?. A tu madre, señora educada en otra generación, y contenta porque has hecho un “ matrimonio muy bueno”, no quiere saber nada cuando ya, un día te decides a contarle “algo”, todas tenemos que aguantar a nuestros maridos...es su respuesta.

Solo eres feliz cuando has tenido a tus hijos, hijos a los que él también trata de apartar de tu lado, y tú, que no quieres hacer sufrir a nadie, tragas y aguantas, te conformas con las migajas que dejan todos...

Pero en el mundo que te has creado, tu casa, porque él tampoco deja que trabajes, te haces la ilusión que todo va bien...es tanto el dolor que te niegas a reconocerlo para poder seguir adelante.

Te has convertido en una excelente actriz, maravillosa, mientes a todos, incluida a ti misma., estas viviendo una vida que no es la tuya, tú no tienes nada, todo es de él, su dinero, su casa, su familia, sus hijos, sus amigos, su trabajo, sus cenas, sus diversiones, sus, sus, sus.

Tu de vez en cuando puedes ir alguna de ellas, para que el pueda presumir de señora, y encima cuando ha bebido, dejarte en ridículo delante de cualquiera.

Pero tu dominas tanto el arte del disimulo, que esta en esas situaciones, disimulas, ya llorarás más tarde, cuando no te vea nadie, cuando se sequen tus ojos de tanto llorar.

Alguna vez, pocas, te has roto delante de sus amigos, y no has tenido ni una palabra de apoyo, al contrario, que raras eres, solo va “un poco bebido”, cuando se le pase volverá a ser el maravilloso marido que aparenta ser delante de todos.

Cuando ya no puedes más, con mucho miedo, decides romper con es situación, tú sola, sin nadie, entonces se produce otra clase de maltrato:

El de convertirte a ti en la “mala” la que dejas la casa, los hijos, el pobre marido, tu estatus...estás loca, quién haría eso estando en su sano juicio.

Nadie, nadie sabe todo lo que hay detrás de esa situación, cuando llegas a ese punto, no te importa más que dejarlo, y con el tiempo, poder respirar y vivir tranquila.

Algo que él no esta dispuesto a consentirte por supuesto, y aprovecha la situación para dejarte en la calle, quedarse con todo, y ponerte verde ante todos.

Tú tienes que conformarte con ver a tus hijos a “ratos” porque siempre pensando en su bien, no has querido verlos ante un juez, decidiendo con quién se quedan.

Para todos has sido la loca egoísta que no ha seguido con sus responsabilidades, pero la verdad es que eres, solo eres, la gran perdedora de esta historia, aunque has tenido la suerte de que no ha podido acabar contigo.

No creo en el perdón, nadie puede ni debe perdonar, es uno mismo quién debe perdonarse o no, por los actos que haya cometido. Pero lo que nunca voy hacer es olvidarme, del daño que me hizo.

Trato de vivir la vida, ahora más relajada, he vuelto a sentirme una persona. Pero aún sigue doliéndome todo lo pasado., No sé si algún día olvidaré el dolor pasado, creo que no, me conformaré con que al pensar en él, ya no me duela...o al menos, no tanto.

Si pudiera cambiar las cosas, algunas las cambiaría, desde luego, pero no él haberlo dejado, aún con el precio que he tenido que pagar.

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