Hoy por la mañana, dando mi paseo,
esta vez acompañada por mi fiel amigo Ibón, tranquilamente, y oigo
muchas veces, gritos, de una señora no muy mayor, increpando a otra
señora que conozco porque también tiene un perrico y pasea por el
barrio, los que tenemos perro, nos socializamos más en la Ciudad,
nos paramos y mientras nuestros amigos se olisquean, nosotros
hablamos, de la edad que tienen, de su genio o del tiempo que
hace...muy curioso, en una Ciudad, que si no fuera por los perros, no
nos diríamos ni hola, pero al final acabas conociendo al dueño de
tal o cual perro.
Bueno los gritos procedían de la
mujer, que conforme nosotros, Ibón y yo, nos acercábamos, eran más
claros, y cuando me a visto a mi, o mejor (peor) a Ibón a empezado a
insultarme, en plural: que si todos los dueños de perros sois unos
guarros, marranos, que estoy hasta los c...... de aguantaros, que
huele la calle a perro, y nosotros y que asco...y más cosas, yo no
daba crédito...no soporto los gritos, me aterran, me dejan
paralizada, la otra señora, la del perro, le decía no si ya la
conozco a usted, que es una amargada, eso es lo que...la señora será
una amargada, pero iba de peluquería, un bolso de marca, joyas, iba
completa, pero la lengua la tenia muy sucia...bastante más que el
culo, con todas las palabras, de mi perro.
Yo no le he dicho nada solo he sacado
las bolsas de basura, para recoger excrementos, que siempre nos
acompañan a todos los que sacamos a Ibón...y le he dicho: perdone,
lo que mi perro mancha, yo lo recojo, y a usted solo le queda hacer,
llamar a la Policía, y denunciar a la persona que vea que no lo
hace, porque si vuelve a insultar en la calle a gritos, la que
llamará a la Policía, por insultos y amenazas seré yo.
Lo que a querido oír, entonces a
mediado un señor, que por un revés en su vida, se ve “obligado”
a estar en la puerta del Mercadona, a merced de lo que pueda sacar,
un señor educadisimo y correcto, que mi padre, lo apreciaba mucho,
porque hablaba con él, y le contaba su vida, y cuando mi padre ya
estaba mal le ayudaba a entrar y salir, ha salido en “defensa” y
le dice a la señora de la mala lengua, y buenas joyas...: oiga, les
esta insultando a dos de las personas, que la conozco porque estoy
todo el día aquí, que siempre recogen las “cacas”, hombre no se
enfade, mira: se a vuelto hacia el señor, y lo a puesto: y tu, que
das asco, quitate de aquí que te tenían que encerrar que da mala
gana verte, con un desprecio, hacia una persona que la vida a tratado
tan mal, pero que sigue guardando su dignidad, siempre va limpio, muy
limpio aunque su ropa sea muy humilde, yo sé parte de su historia, y
podría escribir un libro, triste, muy triste.
Entonces si que la gente que salia del
M........, se le a echado encima a la mujer...porque este señor es
muy apreciado en el barrio, ya son varios años que esta en la
puerta, y ahora con la quimioterapia, y todo, allí esta, en la
puerta, que lastima, por Dios, que injusticia, que dolor...
Me he subido a casa, porque llevaba los
ojos anegados por las lagrimas, no puedo con las injusticias, con los
malos modos, con la prepotencia, con el desprecio hacia los demás.
Luego más tranquila he vuelto a bajar,
le he dado las gracias al señor de la puerta, no le he dado nada, no
quería que el hombre se sintiera ofendido, porque hay veces que le
vas a dar y dice, no, que hoy ya tengo para comer...y me he metido a
comprar, cuando he salido, llevaba un poco de comida para el señor,
pero ya no estaba, espero verlo mañana porque por las tardes desde
que lleva el tratamiento no esta.
Y ahora, otra situación en la misma calle, una hora después.
Estaba en la caja haciendo mi fila,
colocando la cosas, y he visto a una señora, que iba detrás de mi,
y me he fijado en sus manos, manos artríticas, seguro, he pensado.
La señora con bastón, pelito muy corto, cojeaba bastante, y sus
dedos sobre todo los de la mano izquierda, completamente deformados,
y me he fijado, que el codo tampoco lo doblaba...enseguida he
empatizado con ella, sabia el dolor que le estaba produciendo el
colocar las cosas en la cinta, y cuando he terminado de recoger las
mias y he pagado, me he esperado y la he ayudado a poner las cosas en
su carro.
Entonces la señora me a mirado, me a
dado las gracia y me ha dicho, también usted tiene Artritis, verdad?
Ahora me doy cuenta de sus manos, y también lleva bastón, pero es
tan joven...
Hemos salido juntas del establecimiento
y hemos hablado un poco en la puerta, la señora tiene Artritis desde
los 38 años, ahora tiene 67, una operación de cadera, de la que no
a quedado bien, normal, y sobre todo tanto miedo a la incapacidad, a
la silla de ruedas, a depender de los demás, que con lagrimas en los
ojos me a dicho, a poco que pueda, salgo, porque si no me quedaría
invalida, y no puedo ni quiero, pero estoy tan sola, este dolor no lo
entiende nadie...no puedo decírselo a nadie, poco a poco voy viendo
como voy dejando de hacer lo que antes podía...
Yo le he dicho que la entendía que
sabia de su dolor, porque también llevo muchos años enferma, y que
también tengo días,muchos, en los que no puedo salir de casa, pero
a poco que pueda, hago como ella, a la calle porque mi miedo es su
miedo, la invalidez, la silla de ruedas, depender de alguien para
todo...
La señora que vive a dos calles de la
mia, me a dicho toda presumida, ahora llevo el pelito muy corto
porque no puedo peinarme, y le he dicho miré, mi melena también se
ha ido, pero eso es lo de menos, usted es como yo, lleva sus uñas
pintadas, y porque no? Yo también me las pinto, aún con mis dedos
deformados, por lo menos, mientras pueda, ella ya no podía, pero se
las pintaba su marido...Tenia tantas ganas de hablar y al ver mi
comprensión en mis ojos y mis palabras, me dice: tienes Internet, le
digo sí, y me dice yo también y ahora he leído la dieta del
perejil, he hecho la del vinagre, la del...la del...y nada nada me
arregla, le he dicho, nada nos puede arreglar, solo confiar en
nuestros médicos y esperar que los tratamientos lleven su curso, la
señora acababan de detectarle una úlcera de estomago y estaba muy
preocupada, yo le he contado mi experiencia, que hace ya muchos años
que la tengo y salvo algún episodio que se “altera” no he tenido
que dejar la medicación. Nos hemos enseñado las tobilleras que
llevábamos las dos, y yo le he dicho que desde mi último “brote”
hace tres semanas también llevo un corsé, porque mi espalda no me
tiene.
Le he dicho que si tenia facebook, la
señora le ha sonado a chino...le he contado que si su hijo se lo
puede hacer, encontrará una cuadrilla maravillosa, que a mi tanto me
ha ayudado y me ayuda, porque sé que cuando digo lo que me duele
ellos saben que se siente, cuando digo que estoy agotada, no tengo
que pedir disculpas por estar cansada, porque ellos están como yo.
Ella me a dicho que ahora que viene
mejor tiempo nos veremos por el barrio, por mi calle, porque viene a
comprar aquí, y que si me puede hablar y contar, que no quiere ser
pesada, y le he dicho que será un placer pararme y charrar lo que
quiera, la soledad y la incomprensión es tan mala, y yo la he
sentido en mi piel tanto, que la llevo tatuada.
Nos hemos despedido con un beso que la
señora me ha pedido, y que a sido un placer dárselo.
Dos actitudes en una misma calle.
1 comentario:
Que bonito Isabel, aquí me tienes aguantando los lagrimones. Soy una persona, dirán que ingenua, que pienso que hay más bueno que malo, pero que puñetero es esto último, lo que cunde...
Un besico.
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