martes, 4 de junio de 2013

DISCUTIR O PELEAR.

 

Este comentario que voy a empezar a escribir no tendría razón de ser si las personas fuéramos más racionales, supiéramos donde terminan nuestros derechos y empiezan las libertades de la persona que tienes enfrente con la que estas hablando, y digo hablando, no discutiendo, porque hay gente que confunde ambos términos.

Tengo muy claro que el lenguaje, la conversación es lo primero y fundamental para entenderse, pero parece ser que todos no lo tenemos igual de claro.

En mi vida, he dejado de hablarme con muy poca gente, poquísima, y siempre habiendo agotado la vía de la explicación, el lenguaje, el habla...

Pero me he dado cuenta que hay gente que no sabe escuchar...una lástima, no sabe lo que se pierde y encima casi siempre coincide que esa gente, no quiere oír si no lo que ella quiere escuchar que no tiene que ser precisamente lo que es verdad.

El respeto en fundamental en todas las relaciones, el respeto al otro y el tuyo propio, una persona puede ser tolerante, educada, pero tiene un punto en el que no debe dejar seguir al otro.

La famosa frase: “Mi libertad termina donde empieza la de los demás “, por supuesto, no la conocen.

Y ahí llega el problema cuando a la otra persona le dices: oye, así no son las cosas.

Las cosas, porque en todo hay versiones, pero la mía tendrás que escucharla, si encima tienes la osadía de criticarme y contar lo que tu crees que he dicho.

Malo, ya has acabado, en vez de que la persona que tienes enfrente te escuche, y oiga tu versión de los hechos, da por buena la otra que en parte es inventada y en parte engrandecida, porque ya sabemos lo que pasa en en este País, va pasando de boca en boca y añadiendo de nuestra propia cosecha.

Lo fácil que sería escuchar y tratar de ponerte en la piel de la persona que esta hablándote con el corazón en la mano, con su verdad, y te dice que te habla de lo que sabe de lo que ha vivido, no de lo que le han contado, si no de lo que ha sido testigo.

Nada, es tal la impotencia que te entra, que es como si hablaras contra un muro, frío duro, y que encima se toma la libertad de decir que mientes y que va a seguir llevándote entre lenguas contando no lo que tu le has dicho, si no lo que cree haber escuchado.

Así se pierden amistades que no eran porque un amigo escucha y comprende y aunque no este de acuerdo contigo, te lo hará saber, pero no te criticará, un buen amigo te dirá: mira estas confundido, creo que es mejor tal o cual cosa, pero por último haz lo que quieras...es lo que yo le diría a un amigo.

Pero estas confusiones cuando llegan a la familia se convierten en tragedias, en familias rotas, en hermanos que no se hablan, en hijos que no quieren saber nada de sus padres, en padres que no ven a sus hijos, la lista es grande, en cuñadas que ponen “verde” a las cuñadas, entre dimes y diretes, se acaban las relaciones familiares, que pena¡¡¡¡

Ahora con las nuevas tecnologías este problema se ha ampliado...tienes a un familiar en el face, dices algo, él que por mucho que se crea que te conoce, no te conoce, confunde los términos, tira indirectas, se da por aludido cuando no va con él, y luego por más que le expliques no quiere entenderlo, hablas por chat, y es un monologo...tu cuando puedes respondes, pero él no ha leído tu respuesta.

Y luego cuando ya se ha cansado de escupir con el buen criterio de hacerlo por privado, porque tu se lo pides...te dice: y ahora te voy a borrar...entonces el abismo es más grande...no por favor, no lo hagas, que no estemos de acuerdo en algo, no quiere decir que no podamos hablar de más cosas, la vida no es blanca o negra, tiene colores, podemos hablar de muchas otras cosas, tratas de explicarle que tener diferentes puntos de vista de un problema que encima no es suyo, si no tuyo, no os hace “enemigos”, que retirar la palabra a alguien tiene que ser por algo muy grande, y más entre familia, nada, un Clip, y ya estas borrado. Se acabo la comunicación, se acabo hablar, saber diariamente la vida de tu familia, como cuando estamos en el patio, sin obligaciones, entras, lees, hablas, o no, pero sabemos unos de otros. Nada, estamos en un patio de colegio donde te dicen cuando se le tuerce “el morro”, ya no te ajunto. Pero es una lástima, somos adultos, y son familia. Una gran pena, que tengas más apoyo de gente que no es de sangre que los que deberían de serte leales.

Quizá es que igual que no saben conversar tampoco saben los términos tales como: educación, respeto, libertad, lealtad, fidelidad, amor, comprensión...y solo saben llevar y traer lo que ellos piensan que es la verdad, cosa que para mi solo tiene un nombre: alcahuetear, y eso es peligroso, y hace un daño gratuito y entonces pasa a llamarse: crueldad.

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