miércoles, 26 de junio de 2013

LLEGA EL VERANO



Cuando las personas no tenemos trabajo, nos da igual el lunes que el domingo, y el otoño que el verano...las estaciones igual que los días de la semana no tienen el mismo significado que cuando uno lleva el ritmo del trabajo, y me refiero en personas en edad de tener trabajo.

Mi ritmo lo marca ahora el curso universitario de mi hija, y ayer terminó, así que han “empezado” mis vacaciones...se acabaron los madrugones, aunque no me levanto, la oigo, que se ducha, que almuerza, que se va, los horarios “raros” de comer, hoy a la 1 mañana no vuelvo hasta las 3.

Ha pasado el curso universitario que para mi tiene un especial significado, porque ha sido un año con una enfermedad de mi hija unida a la mía, muy difícil de llevar, y no obstante, cuando a podido a asistido a clase y cuando su dolor le impedía salir de la cama, los compañeros le han traído los apuntes, y gracias a Internet, ha hecho trabajos, y los justificantes del médico cuando no ha podido ir a clase también han jugado un papel importante en este año.

Año pasado, ahora llega el verano, aunque climatologicamente no esta presente, ella ya tiene sus vacaciones preparadas, y sus clases de repaso porque evidentemente en Septiembre le esperan materias, pocas, para lo que pensamos que le quedaría cuando empezó el curso estando ingresada en el Hospital.

No podemos olvidarnos, porque todos los días la medicación y los dolores están presentes en nuestra vida, pero ahora ya sin la presión de las clases espero y deseo que recupere, si no, peso, que han sido muchos kilos, si fuerza, para seguir con su lucha diaria.

Desde los 14 años ha salido de casa, fuera, pero este año, tenia programadas unas vacaciones a Portugal y sentí mucho miedo, me da miedo que salga y se ponga mal, estando lejos de casa, es algo que creo que es normal, pero no se lo digo, no puedo ni debo dejar que mi miedo anule su vida, al contrario, la animo a que salga pero que lleve sus horarios, sus controles, su medicación, sé que es difícil, y también sé que tiene que aprender en su propio cuerpo a no seguir los ritmos y pagarlo, pero no se lo puedo evitar.

Así que como nosotros no salimos de vacaciones por diversos motivos, pasaremos el verano en la ciudad, relajaremos los horarios, pasearemos, estaremos más ratos en esa terraza cerca de casa que nos gusta y trataré de leer más que en estos meses pasados que mi cabeza no podía retener mucha lectura.

Eso me gusta, veo los libros pendientes y me imagino tardes calurosas, si llegan, con el ventilador del techo encendido y esperando que baje el calor, leyendo, trasladándome a otros sitios, con otros sentimientos, que son los mismos, todos hablan de la vida.

Albarracín nos espera, creo que este verano la casa seguirá esperándonos, quizá nos escapemos unos pocos, muy pocos días y disfrutaremos de ella y del lugar.

Después del verano, llegará a este Mundo, la nieta de Antonio, la cual esperamos con ansiedad.

La Vida se abre a la Vida, y eso es maravilloso.

Los vecinos casi no quedan...se van a los pueblos por lo tanto los ruidos que nos acompañan también han cesado, no se oye a casi nadie, es lo que tiene el Verano.

Si vuelvo la vista atrás no añoro nada, excepto las vacaciones de niña en la playa, con mis padres, mi madre leyendo a la sombra de la sombrilla y yo bañándome con mi padre, y luego él con la paciencia que siempre lo acompañó, jugando conmigo en la arena, haciéndome castillos, que bien los hacia!!!!!
El verano también me deja el gusto amargo de pensar en el final de la Vida de mi padre, pronto se cumplirán dos años que no esta. Ayer cuando volvíamos a casa le dije a Antonio que me parece mentira que ya hayan pasado casi dos años, sin verlo, sin besarlo, sin abrazarlo, sin ver su sonrisa, sin oír su cálida voz...tengo miedo a que se me “olvide” su cara, y sobre todo recuerdo, sus ojos, el último día que lo vi consciente...recuerdo su agonía corta pero angustiosa para quien lo queríamos tanto.

Luego me dí cuenta que no podía decirle eso a Antonio, yo he sido afortunada, he tenido a mi padre más de 50 años a mi lado, pero él perdió a su madre cuando tenia 8 años, e imaginarme su dolor es algo que no puedo hacer, ningún niño debería pasar ese dolor.

Pero he empezado hablando del verano, he pasado por la alegría, la enfermedad, la vida, la muerte, igual, exactamente igual que la Vida.

Os deseo un buen verano y a los que me leéis desde el otro lado, un buen invierno, mientras seguiremos en el patio.

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